domingo, 17 de mayo de 2015

**Jornada de Reflexión Escuela, Familia y Comunidad**

                   

                   Historia de Ratita
                        Laura Devetach
                 (Adaptación del cuento original)



Había una vez una ratita gris que vivía con sus papás en una cueva tan tibia, tan tibia y tan cerrada, que un día tuvo ganas de salir. Y salió.
Y se quedó un rato encantada en la puerta de la cueva, porque el mundo le pareció más lindo que un jardín de quesitos. Despacio, se puso a explorar, a oler, a mordisquear, a conocer.
Y Ratita sintió que no hay nada más lindo que descubrir el mundo pasito a paso.
Bailó con una hoja. Patinó sobre un papel de chocolatín. Tomó mate en una flor de campanilla. Y le dieron unas ganas bárbaras de tener amigos.
Cuando vio al sol del amanecer, tan redondo, tan naranja con luz, le dijo:
—Señor Sol, usted es muy lindo y calentito. ¿Quiere ser mi amigo?
— ¡Cómo no! — dijo el sol—, te cubriré con mis hilos de oro y todo el mundo será sol para los dos.
- ¡Ah. no! —dijo Ratita—. Así no vale. El mundo es más que eso. ¿Qué haría yo en un mundo todo de sol? Bastante tuve ya con un mundo todo de cueva.
—¡Qué lástima! -dijo el sol—. Te presentaré al nubarrón, que a veces me tapa, y no es tan de sol como yo.
—Bueno, gracias -dijo Ratita. Y se sentó a esperar hamacándose en una violeta.
Llegó el nubarrón, vestido de gris. A Ratita le gustó muchísimo porque a veces tenía forma de helados, a veces de calesita y a veces de dibujo que no se entiende.
—Señor Nubarrón —dijo Ratita— ¿Quiere ser mi amigo?
— ¡Cómo no! —dijo el nubarrón. Te envolveré en mi capa fluflú y todo el mundo será nube para los dos.
-¡Ah, no! —dijo Ratita—. Así no vale. ¿Qué haría yo en un mundo todo de nube?
— ¡Qué lástima! —dijo el nubarrón—. Te presentaré al viento que a veces me empuja por el cielo.
—Bueno, gracias —dijo Ratita. Y se sentó a esperar recostada en un maní.
Llegó el viento soplando flautas. A Ratita le gustó muchísimo porque se movía bailando a la moda.
—Señor Viento —le dijo— ¿Quiere ser mi amigo?
— ¡Cómo no! -dijo el viento—. Te haré cosquillas en el pelo, y todo el mundo será viento para los dos.
— ¡Ah, no! —dijo Ratita—. Así no vale. ¿Qué haría yo en un mundo todo de viento?
—Qué lástima!—Dijo el viento—
—Me parece que así no voy a encontrar amigos—pensó Ratita-.
Lo que pasa es que ni el sol, ni el nubarrón, ni el viento tienen una colita como la mía, ni un corazón que hace tipi tepe. Yo me equivoqué.
Y pensando así caminó y caminó. De repente llegó a un lugar donde había muchísimos ratones color café que la saludaron amablemente. Ratita paseó contenta por el barrio hasta que vio a Ratón-Ratón. Estaba fabricando muebles con fósforos y tapitas de botellas.
A la ratita le gustó muchísimo cómo silbaba y llevaba el compás con la cola.
—Hola! —saludó Ratón-Ratón.
—Hola! —saludó Ratita, y se acercó para mirar los trabajos.
Y sintió que al lado de Ratón-Ratón se estaba muy bien.
—Me alegro de verte —dijo Ratón-Ratón, y también sintió que al lado de Ratita se estaba muy bien.
— ¿Podríamos ser amigos? —preguntaron los dos juntos.
Y los dos juntos contestaron que sí. Después siguieron explorando, oliendo, mordisqueando y descubriendo el mundo pasito a paso.
 
Consigna para trabajar en casa:
  • Releer el cuento con nuestros hijos.
  • Con la bolsita de guata enviada hoy, realizar con el material que deseen (tela, media) a Ratita y decorarla como más les guste y lo que la imaginación les proponga. Recuerden que los accesorios que le agreguemos no deben ser peligrosos de desprenderse.
Esperamos los trabajos realizados el día viernes 22/5 para compartirlos entre todos.
                       
                                       ¡¡¡MANOS A LA OBRA!!!
                                                                                                            Srtas. Bren y Sol